El miedo como emoción

Nacemos con miedo y morimos con miedo.

El desafío es nuestra relación con el miedo. El miedo nos pide que seamos sensatos y cautos. No nos pide que vivamos asustados.

Hay una parte de nuestro cerebro que quiere salvar la vida, es inherente con el ser humano.

El pánico procede de la mente y nos proyecta todo tipo de horrores si las cosas salen mal. Este es el miedo que hay que superar.

El antídoto del miedo es el amor y este se refleja en tu nivel de compromiso. Si es realmente fuerte, el miedo no te parará. Sentirás miedo pero no te parará. Te caerás y te levantarás una y otra vez.

Los cambios radicales son fruto de la decisión que una persona en un momento determinado tomó. Si a lo largo de los días, los meses, los años, sigue mantenido esa decisión a pesar de obstáculos, dificultades, incomodidades o inseguridades alcanzará su propósito.

El miedo es una emoción que se refleja como un sentimiento y genera un cambio corporal y de musculatura.

Es una emoción cuyo objetivo es protegernos y garantizar la vida. Para el cerebro es su misión Nº1.

El miedo nos avisa de un peligro. Este puede ser racional o irracional.

Nos genera, ansiedad, aprensión, preocupación, inquietud, desasosiego, incertidumbre, angustia, terror, fobias, pánico, susto.

El racional se da cuando existe un miedo real, una amenaza física, un ataque. Nuestra reacción natural es la huida. Escapar y protegernos o incluso la parálisis. Hay animales que en situación de peligro se hacen los muertos.

El reto lo tenemos con los miedos irracionales, estos son mentales y el cuerpo reacciona de la misma manera. La respiración se acelera, la sangre se concentra en los músculos y nos ponemos en estado de alerta, se paraliza la digestión. Entramos en un estado de estrés con lo que ello conlleva. El cuerpo genera Cortisol. En un principio es una hormona que nos pone en alerta. Cuando permanece en el cuerpo por mucho tiempo el Cortisol puede generar enfermedades si no hacemos nada para disolverla.

Hacer deporte, bailar, reír y sobre todo respirar de manera lenta y pausada y profunda nos cambia el estado, nos tranquiliza y nos equilibra.

Este miedo irracional que nos atrapa suele producirse por preocupaciones, por el pasado o por el futuro. El pasado no se puede cambiar, tenemos la opción de elegir aprender. El futuro tampoco existe, por lo tanto, cuando pensamos en él estamos lejos de nuestro presente, del aquí y del ahora. No puedo mover un vaso la semana que viene, Lo puedo mover ahora. Así qué, en lugar de preocuparte...ocúpate. Sabemos que el 90% de las cosas que nos preocupan nunca se producen.

¿Qué puedes hacer hoy que te acerque a donde quieres estar mañana?

• No me hacen sufrir las cosas, sino la idea que tengo acerca de las cosas.
• Lo que pienso determina mi comportamiento.
• No vemos las cosas como son, vemos las cosas como somos.
• Todo el sufrimiento es fruto de cómo le damos vueltas a las cosas de una manera negativa.

Y eso es una elección. Siempre podemos elegir. Tenemos esa capacidad. Por lo tanto, estamos donde están nuestros pensamientos.

Cuando dudes entre hacer y no hacer, siempre haz. Al menos podrás aprender de la experiencia.

¿Si no tuvieras miedo qué harías?

Quique Cuevas